14 de diciembre 2012
¿ESTAMOS A OCHO DÍAS DEL FIN DEL
MUNDO?
por José María
Ojalá.
Y no lo digo -ni de coña- porque anhele mi aniquilación personal, ni la de mis seres queridos, ni la de la humanidad.
Tomo "mundo" en la séptima acepción que recoge la RAE en la vigésimo segunda edición de su canónico diccionario: "Experiencia de la vida y del trato social".
Habitamos una realidad que está obsoleta, caduca... que solo sirve a los intereses de una mínima fracción de nuestra especie, la Élite parasitaria que se reparte el poder y la riqueza a costa de
mantener al resto de la humanidad en la ignorancia y en la pobreza, no solo material (que también), sino en la del espíritu.
LA ÉLITE
La Élite que podría difundir la energía libre y gratuíta que Tesla y otros nos regalaron, pero que prefiere lucrarse con el
uso de combustibles fósiles caros, escasos y contaminantes.
La Élite que juega a representar los intereses de la mayoría, pero que ha secuestrado la voluntad popular para representar un simulacro de democracia que sirve de tapadera a sus corrupciones, sus
prepotencia y su clientelismo.
La Élite que proclama los derechos humanos como valores supremos, pero que invade y saquea países bajo mentirosos pretextos.
La Élite que envenena el aire con "chemtrails", el agua con flúor y las mentes con publicidad y televisión basura para atontarnos e impedir la evolución natural de un ser llamado a la bondad y al
altruísmo.
La Élite depredadora que ha convertido el paro, la enfermedad, la pobreza y la muerte en una fuente de lucro, y que ha globalizado la explotación y la miseria, pero no los derechos, el bienestar
y la cultura.
La Élite que ha prostituido el amor y encizañado la hermosa complementariedad entre el hombre y la mujer para sembrar la desconfianza, el recelo y la ponzoña e impedir la realización de quienes
quiere esclavizar.
La Élite que se ha perpetuado en degeneradas familias reales que pretenden ser un espejo de nobleza y gallardía pero que, como escribió Shakespeare, ocultan el hedor de su podredumbre bajo la
opacidad de la púrpura y el armiño.
La Élite que perpetúa en secreto ritos de sangre y horror para convocar a las fuerzas oscuras con que se han aliado para sus fines inconfesables desde los tiempos de Babilonia.
La Élite que en el siglo XIV se repartió el mundo entre familias, como la detestable mafia que son, y que sigue instalada en su cátedra de avaricia y perversión.
La Élite que nos trata como a ganado manipulando nuestro miedo, nuestra apatía y nuestra sumisión.
La Élite a la que se le empiezan a caer las máscaras y va quedando expuesta a los ojos de todos, incluso de los que no quieren mirar porque se han acostumbrado a su rincón tranquilo en la caverna
platónica y temen a los cambios que solo pueden traerles dignidad, justicia y humanidad.
Si el mundo que ellos han construído a la medida de sus intereses toca a su fin
no seré yo quien lamente su derrumbe. Las ruinas de su imperio caduco cimentarán ese otro mundo que ya sabemos que no solo es posible,... es
irrenunciable.
El 21 de diciembre es un dia tan bueno como cualquier otro para recuperar
nuestro poder sobre nuestras vidas. Para festejar estar vivo. Para sentir y expresar. Tan bueno, por lo menos, como hoy mismo. Pero si es ese el momento para el que hemos sincronizado relojes y
calendarios, bienvenida sea la espera.
Lo que importa no es el mundo que acaba, sino el que empieza.
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